Pasaron meses y meses y aquel galán no volvió, y Adelina se ha casado con el jefe de estación. Pero con tan mala suerte que, a los dos días del hecho, murió su pobre marido de dos anginas de pecho. Y la pobre medio loca, creyéndose en la estación, cuando ya se lo llevaban así al fiambre cantó:
Pantala trep dal mistán; wo wo menenches as... ¡quianpo dofo mel...! Tros por por facu yapoi será ul munti, será ul perrozpro y vaineniera ul campanera, aunque la gente no crea, tú eres la mejor de las mujeres porque te hizo Dios su pregonera.